Los atracadores liberan a rehenes y dejan entrar a la prensa por orden de Nairobi. Es el momento de reconocer que han perdido, que el plan no está saliendo cómo lo calcularon y hay que ganarse a la opinión pública. Berlín es la cara que anuncia al país su derrota, aunque eso no significa que la policía haya ganado.
Por su parte, Raquel está convencida de que el cabecilla de la banda, el cerebro del atraco, está fuera, y monta un amplio dispositivo policial para tenderle una trampa. Además, en la Fábrica se empieza a cocinar otra revuelta entre los rehenes. Un envalentonado Arturo va a poner en serios aprietos a los secuestradores.