Raquel descubre que Salva, de quien se ha enamorado, en realidad es el hombre que busca. Mientras tanto, en el interior de la fábrica parece que todo se desmorona, aumentan las fricciones entre los miembros del grupo y la desconfianza entre los rehenes. Todos se miran con recelo.
Por otro lado, Arturo es duramente castigado por haber intentado de nuevo poner en marcha un plan de fuga, y el resto de rehenes le dan la espalda. Además, Moscú pierde la confianza de Denver tras hacerle una terrible confesión.