A pesar de llevar más de 60 horas encerrados y de los acontecimientos acontecidos, el ánimo de los atracadores no decae. Además, la impresión de billetes está funcionando mucho mejor de lo esperado, y la perforación del túnel inicia una nueva fase.
En la carpa de la policía, sin embargo, el clima se ha enrarecido tras el asalto a la farmacia, y las miradas apuntan a Raquel y Ángel, que desconfían el uno en el otro. Además, ni policías ni atracadores saben que entre los rehenes se está planeando una fuga. El cerebro de la acción es Arturo, aunque es muy incierto el desarrollo y el resultado de la arriesgada iniciativa.
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La casa de papel: 1×8La casa de papel: 1×8La casa de papel: 1×8