Berlín ha entregado a Tokio, y va a ser interrogada exhaustivamente por la policía mientras El Profesor está en la comisaría, detenido por haber golpeado al exmarido de Raquel. Y Río decide levantarse contra Berlín, pero el resto de atracadores no acaban de entender sus decisiones y cuestionan que sea él quien deba seguir al mando.
Tokio, sintiéndose sola y traicionada, se debate entre mantenerse fiel a El Profesor o mandarlo todo al traste y negociar con la policía para que Río y él puedan librarse de unos cuantos años de condena.